
Los habitantes de Montblanc no sabían cómo pararlo y finalmente decidieron que tendrían que ir sacrificándose uno a uno. Pusieron los nombres de todos en un puchero, incluso los del rey y su preciosa hija, la princesa.
Cada día una mano inocente sacaba un papel y el que salía era entregado al dragón para que se lo comiera yllegó el día en que fue el turno de la princesa. El Rey pidió a los habitantes que tuvieran clemencia con la princesa y no la dejaran morir, pero era su turno y se tenía que cumplir lo acordado.
Cuando el dragón se acercó a coger a la princesa llegó un valiente caballero a lomos de un precioso caballo y empuñando su espada logró clavarla en el corazón del dragón acabando con su vida. De la herida del corazón salió un gran chorro de sangre que cayó al suelo y del que creció un hermoso rosal.
El caballero recogió a la princesa y le dio una hermosa rosa. Sant Jordi se llamaba el caballero. Todo el pueblo estaba muy contento pues había conseguido matar al dragón, incluso el rey estaba tan contento de que hubiera salvado a su hija que le ofreció su mano. Pero Sant Jordi, muy agradecido, siguió su camino.
Y por ese motivo el día de Sant Jordi la tradición es que los hombres regalen a las mujeres una rosa, y aprovechando que se celebra también el día del libro, las mujeres regalan un libro a los hombres.
Nosotros hoy hemos dedicado el día a conocer la leyenda y disfrutar con la aventura de San Jordi, la princesa y el dragón. Y, entre otras cosas, hemos escrito entre todos este bonito relato en nuestro gran dragón.¡Ah! Y uno de nuestros compañeros ha traído un dragón de chocolate que hemos compartido... ¡Ñam!
Aquí os dejamos algunas fotos.
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Que chulo!!!!!!
ResponderEliminarMe ha encantantado hacer el mural. Paula vera
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